La buena noticia es que EE UU crea empleo y se recuperaron ya unos 3,3 millones de puestos de trabajo de los casi nueve millones perdidos durante la gran recesión. Pero hay un problema que va a afectar directamente al vigor de la expansión. La actividad económica de la mayor potencia del planeta depende en dos terceras partes del consumo privado, es decir, en la capacidad de las familias para gastar. Hay más gente ocupada, cierto. Pero están menos horas trabajando si se compara con las cifras previas a la crisis, y eso se refleja también en el cheque que llevan a casa.
Los analistas de UBS calculan que un aumento de una décima porcentual en las horas trabajadas equivalen en términos de gasto a sumar unos 320.000 empleos al mercado laboral, casi el triple de la contratación en marzo pasado. Hay otro elemento más que distingue la salida de la última recesión de las pasadas: no solo se trabaja menos tiempo, además los sueldos están estancados desde el final de la recesión. Esto se debe a que el 41% de los empleos creados son a tiempo parcial o con una remuneración muy baja. ¿Es esto el new normal del que hablan los economistas?
De acuerdo con los datos del Departamento de Trabajo, el comercio es el sector en le que la creación de empleo avanza más rápido y donde se pagan los salarios más bajos. Y hacia allí se dirigen en este ciclo buena parte de los puestos de trabajo que se perdieron en el sector industrial. La remuneración media -incluye cargas sociales y a todos los cargos- es de 17,15 dólares por hora trabajada, frente a los 32,95 dólares del manufacturero. Es año electoral en EE UU y este será uno de los puntos a debate hasta las elecciones del primer martes de noviembre, para llegar a esa nueva clase media.